A partir de los 50 años de edad aproximadamente, los hombres aumentan sus probabilidades de sufrir molestos síntomas urinarios. En muchos casos, el médico descubrirá que la causa de ellos es un agrandamiento de la próstata. A medida que la próstata crece naturalmente, puede comprimir la uretra, es decir, el tubo que drena la orina hacia el exterior del cuerpo. Eso es lo que produce los síntomas de próstata agrandada.
En una fase temprana del proceso, el paciente por lo general presenta muy pocos síntomas dado que la vejiga aún es capaz de compensar el aumento de la resistencia al flujo urinario. Sin embargo, a medida que avanza la obstrucción se instala una constelación de síntomas conocidos genéricamente con el nombre de "prostatismo" causados por síntomas obstructivos. Estos síntomas son muy conocidos por muchos hombres de edad y son los que en muchas ocasiones hacen que el paciente acuda a la consulta: dificultad y retraso en el inicio de la micción, disminución del calibre y fuerza del chorro miccional, micción intermitente o prolongada, goteo postmiccional, sensación de vaciamiento incompleto, retención urinaria, incontinencia por rebosamiento. La mayoría de estos efectos se deben a que la uretra se estrecha, por lo que hay que hacer más fuerza para orinar. La obstrucción se asocia con una disminución de la distensibilidad vesical.
Todos estos cambios se combinan para provocar la aparición de los síntomas irritativos que a menudo preocupan más a los pacientes: la disminución de la capacidad funcional de la vejiga y la aparición resultante de polaquiuria, urgencia, nicturia e incontinencia con urgencia. Los síntomas irritativos suelen ser el reflejo de contracciones involuntarias de la vejiga.
Puede que usted mismo note los primeros síntomas de la próstata agrandada (HBP), o que su médico note que la próstata se ha agrandado durante un examen de rutina. Cuando se sospecha que la próstata se ha agrandado (HBP), le remitirán a un urólogo, que es un médico especialista en problemas del tracto urinario y del aparato reproductor masculino. Varias pruebas ayudan al médico a identificarel problema y a decidir cuál es el mejor tratamiento. Las pruebas varían de un paciente a otro, pero las siguientes son las más comunes.
Tacto rectal: Este examen suele ser el primero que se realiza. El médico se coloca un guante e introduce un dedo en el recto, palpando la parte de la próstata que se encuentra junto al recto. Este examen da al médico una idea general del tamaño y el estado de la glándula.
Análisis de sangre de antígeno prostático específico (PSA, por sus siglas en inglés): Con el fin de descartar el cáncer como causa de los síntomas urinarios, puede que su médico le recomiende hacerse un análisis de sangre de PSA. El PSA, una proteína producida por las células prostáticas, suele estar presente en niveles elevados en la sangre de hombres con cáncer de próstata.
Ecografía rectal: Si existieran sospechas de que puede padecer cáncer de próstata, su médico le recomendará una prueba de ecografía rectal. En este procedimiento, se introduce una sonda en el recto que dirige ondas de sonido hacia la próstata. Los patrones de eco de las ondas de sonido forman una imagen de la glándula prostática en la pantalla de un monitor.
Estudio del flujo de orina: A veces el médico puede pedir a un paciente que orine dentro de un dispositivo especial que mide lo rápido que fluye la orina. Un flujo reducido suele sugerir una HBP.
Pielografía intravenosa (PIV) La PIV es una radiografía del tracto urinario. En esta prueba, se inyecta un contraste en una vena, y se toma la radiografía. El contraste hace visible la orina en la radiografía, y muestra cualquier obstrucción o bloqueo en el tracto urinario.
Cistoscopia En este examen, el médico introduce una pequeña sonda a través de la abertura de la uretra, en el pene. Esta prueba permite al médico determinar el tamaño de la glándula e identificar la ubicación y el grado de la obstrucción.
Una próstata agrandada no sólo interfiere con su salud, sino que puede trastornar su estilo de vida y generar tensión en las relaciones que más valora. Si los problemas urinarios interfieren en sus actividades cotidianas, es hora de estudiar sus opciones. No existe una solución adecuada para todos. Debe saber qué tratamientos de la HBP hay a su disposición y comentarlos con su médico, para encontrar la solución correcta para usted.
En principio hay dos opciones básicas de tratamiento: el tratamiento medicamentoso y la cirugía. El tratamiento quirúrgico de la HBP es la segunda opción cuando el tratamiento con medicamentos no ha aliviado suficientemente los síntomas o cuando se han presentado complicaciones: retención urinaria, hematuria (sangre abundante en orina), infeccion urinaria, cálculos vesicales e insuficiencia renal, entre otras.
Se pueden distinguir dos modalidades básicas de tratamiento quirúrgico de la próstata. Una es la Resección Transuretral de la Próstata (RTU) y otra es la Cirugía Abierta de la próstata. La cirugía es con gran diferencia el mejor tratamiento de la hiperplasia benigna de próstata. Su misión principal es eliminar el aumento de tejido que se ha producido con los años y por tanto eliminar esa obstrucción a la salida de la orina de la vejiga. Ambas técnicas tradicionales conllevan un riesgo significativo de complicaciones y requieren una hospitalización de entre 3 y 10 días.
Según sus síntomas de próstata agrandada, y los resultados deseados, su médico puede recomendar una serie de opciones de tratamiento de la HBP:
Observacion: en los casos en los que los síntomas de próstata agrandada son leves, puede que los médicos recomienden un enfoque de “observación y espera”, a menudo pidiendo a los pacientes que observen los síntomas de HBP, antes de proceder con otros tratamientos.
Medicamentos para próstata agrandada: los médicos a menudo recetan medicamentos para controlar los síntomas de próstata agrandada. Entre estos medicamentos se incluyen alfabloqueantes, que relajan los músculos de alrededor del cuello vesical, haciendo que sea más fácil orinar, e inhibidores de la alfa reductasa, fármacos cuyo objetivo es encoger la glándula prostática luego de un tratamiento contínuo y prolongado.
Terapias de microondas y calor: estos son tratamientos mínimamente invasivos que emplean energía de microondas o calor para reducir los síntomas de una próstata agrandada. Resección transuretral de la próstata (RTU) – este es un procedimiento quirúrgico para extirpar el tejido prostático agrandado.
Terapia láser: esta opción vaporiza el tejido obstructivo de la próstata agrandada mediante el uso de rayos láser de alta energía.
Stents prostáticos: esta opción se reserva para aquellos pacientes con obstrucciones graves que no pueden someterse a cirugía.